Un film de culto, escrito y dirigido por los hermanos Ethan y Joel Coen. La película narra la historia de un vago que se autodenomina "Dude", sin embargo, su nombre verdadero es Jeffrey Lebowski. Dude es repentinamente atacado por unos cobradores de deudas, por un malentendido sobre su nombre, ya que es parecido al de un millonario que decide contratarlo para encontrar a su esposa desaparecida.
La trama es enredada durante ciertos instantes de la película, aunque la simplicidad de la producción es inobjetable. El protagonista de la película es el aclamado actor Jeff Bridges, quien comparte pantalla con John Goodman, Julianne Moore, Steve Buscemi, Philip Seymour Hoffman, Tara Reid, John Turturro y David Huddleston.
Al "Dude" le encanta jugar al boliche, y andar con un vestuario bastante descomplicado y particular. Su filosofía de vida podríamos denominarla como "vivir el momento", y no es el prototipo del protagonista héroe. "El gran Lebowski" es una cinta para reír, para reír a carcajadas porque tiene un humor negro insuperable casi que terrorífico diría yo, ya que asume ciertas facetas de la vida con bastante desparpajo.
Es una cinta de culto, ya que cuando fue estrenada en 1998 no tuvo éxito comercial; sin embargo, con el tiempo sus admiradores han aumentado y han creado un verdadero mito con respecto a esta película poco convencional. Las películas de los hermanos Coen tienen este ingrediente principal, el de la simplicidad, el de contar historias que no dejan moraleja, y el de llevar lo dramático a lo absurdamente cómico. Ellos nos tienen acostumbrados a películas extrañas, como "No country for old men", "Fargo", "Burn after reading", entre otras. Los hermanos Coen no son directores de películas de género, ya que sus historias son difíciles de encasillar.
"El gran Lebowski" es una sátira a la cultura del éxito y de la ganancia, de hecho, se burla de los presuntos ganadores que simplemente aparentan ser alguien ante los demás cuando en realidad no son nada; mientras que los supuestos perdedores son verdaderos maestros de la vida y de la felicidad. Esa sería la moraleja que no pretenderían contar los hermanos Coen; aunque es muy fácil concluir con esa premisa al ver esta película que para algunos sólo hace reír por momentos, y que para otros es una ruta hacia un modo de vida.
En lo particular la cinta me gustó mucho, es simple, es emocional, es poco cuerda, pero es genial.
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