Filme
de 1958, dirigido por el afamado director japonés. Dos campesinos agobiados por
la pobreza y el hambre se ven inmersos, de pronto, en una misión muy peligrosa:
ayudar a un guerrero a escoltar a una princesa hasta territorios amigos.
El
protagonista de la película es Toshiro Mifune –en el papel del general que debe
acompañar a la princesa-, y encarnando a los campesinos se encuentran: Minoru
Chiaki y Kamatari Fujiwara. El rol de la princesa lo lleva a cabo Misa Uehara.
Una
de las mejores películas de Akira Kurosawa, quien en este filme vuelve a
retomar el mensaje moralizador o moralizante de “Los siete samuráis”. Los campesinos son tontos, asustadizos,
avaros, egoístas, lujuriosos, mientras que el Guerrero –el general Makabe Rokurōta- es
astuto, valiente, idealista, leal, fuerte y sereno.
En
mi concepto, el mensaje para los japoneses de los años 50 es claro: o
sucumbimos a la derrota, a la depresión y al miedo, o nos convertimos en
guerreros valientes, en samuráis del nuevo mundo. Este mensaje, como ya lo
advertí, también se encuentra en el anterior filme de Kurosawa “Los siete samuráis”.
A
pesar de haber sido filmada en blanco y negro el filme del director japonés es
impecable, tiene una riqueza argumentativa impresionante y está narrada de una
forma simple, calmada y con un ritmo que no molesta al espectador pero que lo
invita a no conformarse con la “acción por la acción”, típica característica de
las producciones de artes marciales de hoy en día: la pelea por la pelea, la
sangre por la sangre, la violencia por la violencia.
No,
en “La fortaleza escondida” hay más
mensaje, más psicología, más historia que patadas y puños. El cineasta George
Lucas –al parecer- se inspiró en los roles de los campesinos para confeccionar
la narrativa de su ópera galáctica: Star
Wars, en los papeles de C-3PO y de R2D2. Muchos afirman que el parecido argumental
de ambos filmes es extremo, sin embargo, yo pienso que simplemente hay un
motivo de inspiración, y nada más. La historia de Star Wars es muy diferente a la de esta cinta, y se mueven por
vertientes y fines muy diversos. Aunque es muy probable que George Lucas se
haya inspirado fuertemente en este filme, ya que tanto él como Steven Spielberg
se han declarado como fervientes seguidores y admiradores de Akira Kurosawa
(fallecido en 1998). Incluso, en un momento dado, el realizador nipón recibió
ayuda monetaria de estos dos gigantes del cine de Hollywood.
La
belleza de la filmografía de estas cintas japonesas de Kurosawa radica en el
mensaje oculto que transmite, en la moralidad de su trama y en la simplicidad
del arte que maneja. Grabadas en blanco y negro, están muy influenciadas por el
histrionismo del teatro nipón, por la importancia que se le da al argumento y
por la majestad de la intencionalidad filosófica que maneja Kurosawa.
La
figura del samurái, del guerrero pacífico, del guerrero de antaño, se ve
enaltecida ya que en el siglo XX este rol de la sociedad japonesa estaba prácticamente
extinguido. El samurái para los japoneses es un arquetipo de valentía, de
idealismo, de honor, de lealtad, de fuerza. Muchos artistas nipones durante el
siglo pasado trataron de imprimir una huella indeleble en la psiquis del pueblo
japonés con relación a no olvidar ese pasado glorioso de esos guerreros
místicos, de esos samuráis que practicaban el zen, que eran adeptos fieles al
emperador, y que se movían en una sociedad cuasi-feudal. Uno de esos artistas,
que trató de imprimir esa huella fue Yukio Mishima, escritor conocido
mundialmente y candidato al premio Nobel de literatura. El otro fue Yasunari
Kawabata. Ambos terminaron suicidándose, y en vida –de pura coincidencia-
fueron muy amigos.
Kurosawa,
tanto en “Los siete samuráis” como en
“La fortaleza escondida”, y en otras
películas, trata de hacer lo mismo que hicieron Mishima y Kawabata: que no se
perdiera en el olvido ese pasado glorioso del Japón encarnado en la figura del
samurái.
Un
filme muy recomendado para los amantes de la cultura nipona, de los filmes
clásicos japoneses y de Akira Kurosawa que merece un capítulo aparte. Hoy vemos
estas películas con increíble reverencia, con emoción, con nostalgia y con
agradecimiento hacia ese gran cineasta japonés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario